EL TRABAJO DURANTE Y DESPUES DEL COVID 19

Desde la economía de subsistencia hasta este capitalismo posmoderno, dominado por la tecnología y la financiarización, el trabajo ha tenido múltiples mutaciones en sus formalidades, pero una constante en su espíritu: la de ser una relación social asimétrica.

Desde aquel antiguo rol de “amo” hasta el de patrones anónimos de las grandes empresas de hoy, los empleadores han desdeñado en sus estrategias para ganar dinero, la salud física y mental de los trabajadores.

A pesar de la legislación protectora que se ha ido ganando con la lucha obrera, siempre aparecen atajos que permiten atentar contra la salud de los trabajadores.

Y por si estos atajos fueran pocos, apareció el coronavirus.

Este virus, que no es mortal en si mismo, sino que se transforma en mortal agravando patologías preexistentes, ayudo a visibilizar, descarnadamente, las desigualdades sociales que derivan del mundo del trabajo.

Porque más allá del mito engarzado en muchas mentes clasemedieras, ejemplificado con aquello de “no trabajan para cobrar un plan”, la realidad indica que toda la población en edad de hacerlo, y muchísimos que la han superado, trabaja.

Desde cartonear, pasando por las mas diversas changas, hasta trabajar en negro, en emprendimientos que solamente son viables condenando al trabajador a quedar excluido de todo beneficio social, presente y futuro, los seres humanos trabajan.

Y si consideramos que casi la mitad de los trabajadores formalizados tienen un salario que los pone por debajo de la línea de pobreza, podemos concluir sin temor a equivocarnos que la morbilidad del Covid 19 esta directamente relacionado con la asimetría de las relaciones laborales, ya que ni siquiera un empleo formal pone al trabajador en condiciones de acceder a derechos elementales (vivienda, servicios, educación, salud) para llevar un vida digna y saludable.

Los desafíos que este virus nos plantea a los trabajadores son dos: uno inmediato y otro para un plazo mediato.

El inmediato es el retorno presencia a los lugares de trabajo, mientras subsista la pandemia. Allí deberemos exigir la total protección y resguardo con la aplicación de todas las recomendaciones sanitarias. Para cuidarnos, cuidar a nuestras familias y cuidar a todos con quienes tenemos contactos directos o indirectos en nuestra vida en comunidad. La batalla final contra el virus se dará en los puestos de trabajo.

Para un plazo mediato el movimiento obrero deberá avanzar decididamente sobre las asimetrías que contienen las relaciones laborales. El capital en si mismo no es el generador automático de ganancias empresariales, crecimiento económico o creación de empleos. El Covid 19 ha demostrado para todo el planeta, cualquiera sea el modelo socio-económico que rija, que el capital nos necesita en nuestro doble rol de trabajadores y consumidores.

Para que esa relación laboral asimétrica se convierta en justa, deberemos ser protagonistas en la construcción de una sociedad que tenga como objetivos políticas de distribución de riqueza, equidad tributaria y presencia del Estado para garantizar que toda la población, desde su nacimiento hasta su vejez, tenga acceso a los derechos que le permitan una vida digna.

Y esa lucha la encararemos con el sacrificio y el dolor que esta pandemia derramó sobre los sectores sociales vulnerados como bandera.

 Para Gestión Gremial:

 Eduardo Tello - Secretario General ATURC

Diseño GROWUP MARKETING Y DISEÑO